domingo, diciembre 05, 2010

VIAJE CON NOSTROS

Tras muchos años recorriendo España de punta a punta y de extremo a extremo, siempre donde había baloncesto ya fuera en Primera B, a finales de los ochenta, o luego en ACB, Leb o Eba, entre los noventa y la primera decada del siglo XXI, ahora me toca atravesar la piel de toro y hacer más de 800 kilómetros para viajar de Murcia a Eibar para disputar un torneo que organiza la federación de Euzkadi con infantiles y cadetes en localidades cercanas al municipio guipuzcuano, los infantiles jugarán en Zaldivar y los cadetes en Urretxu y Zumárraga. Hacía algo de tiempo que no hacía un viaje de estos en "guagua", en enero viajé a Zaragoza con mi coche y viajar en autobús se parece poco al que hace uno en coche y más si lo haces conduciendo.

Estos viajes en los que haces más de diez horas, once creo que haremos, te da tiempo para muchas cosas, siempre envidié de forma sana a los que se montaban y caían en un sueño del que solo se levantaban para desayunar, almorzar o cenar, ni siquiera se levantaban para ir al servicio cuando tocaba parada obligatoria de descanso del chofer de turno. A mi siempre me costó mucho dormirme, he aprovechado para ver todas las películas de acción de cada momento, he jugado a casi todas las consolas de juego que se podían llevar, he leído novelas e incluso hasta he podido estudiar escuchando algo de música con los cascos puestos. Son tantas horas que da tiempo para muchas cosas, incluso para hablar de lo humano y de lo divino. En todos estos años viajando con el Juver, CB Murcia o el Balneario de Archena he podido disfrutar de excelentes profesionales que conducían esos monstruos por la carretera y que cuando amanecía, muchas veces, nos hacían llegar a Murcia tras una noche completa en la carretera.

Siempre les dije a mis jugadores, buscando un punto de motivación muchas veces, lo duro que eran esas vueltas a casa cuando perdías en esos viajes al otro lado de España, desde Girona a Huelva, San Sebastian, Santiago, León, Cáceres o Badajoz, por poner puntos lejanos donde hemos jugado varias veces. Lo complicado que se hace hablar y digerir la derrota, la cena o los cafés que se hacen en las paradas de rigor. Las vueltas cuando ganas son, básicamente, más cortas, más divertidas y más entretenidas, es una razón más para que la concentración y el interés sea mucho mayor a nivel de los profesionales; en los chavales, creo, que su concentración e interés siempre es el mismo, otra cosa muy diferente es el acierto.

Tras once horas y media de viaje, salimos a las 6,00 desde el CD La Flota y llegamos a las 17,30 a Eibar, mucha nieve a los lados de la carretera, dos paradas para desayunar y comer, tres películas, las dos primeras bastante buenas, Un ciudadano ejemplar y Siete almas, y una tercera algo floja, El americano, ya estamos en Eibar, en Guipuzkoa pero muy cerquita de Vizcaya. Hemos entrenado los dos equipos, infantiles y cadetes, hemos cenado y nos preparamos para afrontar este reto de jugar un torneo de preparación muy lejos de casa. Los chicos, todos, hasta el momento se han portado fenomenal y tienen muchas ganas de hacerlo bien. Hemos visto entrenar a la selección cadete de Euzkadi y tiene muy buena pinta, creo que será una experiencia muy interesante para todos.

Hace 24 años empecé con estos viajes interminables y en aquel invierno de 1986 la canción de moda que se oía en todos los pubs y bares era esta "Mi agüita amarilla" de Los Toreros Muertos, donde cantaba el hoy médico en Hospital Central, Pablo Carbonell. Se oía en todos sitios e incluso se oía, como no, en el autobús, y más si ganabas claro está. Era un auténtico himno de la época aunque esté claro que musicalmente hablando no sea ninguna maravilla.

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