viernes, marzo 05, 2010

FICHAJES DE OROPEL

El oropel como casi todos saben es una cosa de mucha apariencia y poco valor. Ahora cuando se trata de valorar el rendimiento de algunos fichajes realizados ésta temporada en el CB Murcia se me ocurre escribir de un tema que está relacionado intrínsecamente con este asunto. No entraré en relatar situaciones previas o que con tiempo se han podido preparar o estudiar, la idea es relatar por encima las situaciones que se derivan de los fichajes que se realizan durante la temporada y por necesidades evidentes.

Hablar ahora de lo tardío o ineficaz que resultaron los fichajes de Amara Sy, Josh Asselin o el propio Shammond Williams sería una impertinencia por mi parte, la liga no ha terminado, la situación es matemáticamente sostenible y el rendimiento de los mismos está todavía por evaluar con la solidez que puede ser haber jugado un número mínimo de partidos. Creo, de todas formas, que los fichajes se han hecho demasiado tarde y cuando, desgraciadamente, la dinámica en la que han entrado ha supuesto una losa para cualquiera, y cuando digo para cualquiera, me refiero a excelentes jugadores.

Yo voy a escribir en primera persona y desde mi experiencia personal, creo que es lo más justo y lo más lógico. Cuando un equipo entra en barrena por las razones que sean, incluida la mala suerte, el salir de esa situación es bastante complicado. Viendo el equipo de ésta temporada, creo que muchos tenemos más o menos claro los errores cometidos en la formación de una plantilla donde faltaban referentes importantes tanto en el juego interior, del que se adolece todavía, como en el exterior, donde Milos Vujanic suele hacer la guerra contra el mundo muy en solitario. Eso, unido a detalles como la falta de experiencia del primer entrenador o la inexistente presencia de un jugador que aglutinase al grupo por su calidad deportiva o humana han hecho posible llegar a la situación en la que ahora mismo se encuentra.

Josh Asselin es un hombre con 31 años y una amplia carrera profesional, no creo que se la haya olvidado jugar al baloncesto. La temporada pasada promedió casi 14 puntos por partido y casi 5 rebotes jugando en ACB con el Manresa, hoy en el CB Murcia y tras jugar solo cinco partidos anota 5.2 puntos y atrapa 4.6 rebotes. ¿Se le ha olvidado jugar? No lo creo.
Simplemente ha llegado a un equipo en una muy mala situación deportiva y anímica en la
que la dinámica del juego no contempla un juego equilibrado entre los exteriores y los interiores. Hablar de que Asselin es una metida o un “pufo” es hablar con mucha facilidad y sin ninguna clase de fundamento técnico.

En el caso de Amara Sy, más de lo mismo. Amara es el estereotipo perfecto de un jugador de baloncesto. Atléticamente muy bien formado y con una carrera muy interesante para un jugador de 28 años. Viene de jugar la liga de desarrollo de la NBA con muy buenos números en ésta misma temporada y su carrera anterior en Francia, básicamente, y en Grecia ha sido siempre jalonada con títulos de sus equipos, eso es lo más importante, o con premios individuales en forma de MVP.
Decir en
Murcia ahora que Amara Sy no sirve para jugar en la ACB y es otro desastre es bastante gratuito. Se puede decir que en este equipo no encaja su juego o que en la dinámica actual del equipo su juego no aporta grandes cosas, pero de ahí a decir que Sy no sirve para esta liga va un largo trecho.
Si se puede decir y no creo que nadie se moleste por ello que en ambos casos, Asselin y Sy, los jugadores llegaron tarde y en una situación más que complicada. Un mes antes, a lo mejor, y tampoco es seguro, la situación podía haber dado un cambio radical o significativo.
En el último refuerzo, el de Shammond Williams, es más de lo mismo. Un base de 34 años no tiene porque estar acabado. Puede que no tenga la frescura de hace 5 o 6 temporadas, más en su caso que es un jugador muy físico, pero el haber estado donde el ha jugado no creo que esté al alcance de muchos jugadores. Su mayor problema es que ha llegado todavía más tarde que los dos anteriores y en una situación aun más deteriorada. Encima al no encontrar referencias interiores en el juego, ni en jugadores ni en sistemas, sus espacios para anotar se limitan mucho más.

Ahora os voy a contar experiencias personales en este sentido, tanto como entrenador como en el papel puro y duro de “fichador” o de director técnico o deportivo. Voy a relatar casos de los que la gente habla con mucha facilidad y sin conocer casi nada, solo aquello de que jugaron mal o bien, o que fueron grandes fichajes o metidas espectaculares. Primero el caso de los más flagrantes y de los que más vivo están, de los buenos me acuerdo yo y pocos más. Para no irme demasiado atrás en el tiempo, solo voy a contar lo que creo que pasó con algunos de estos fichajes en mis últimas etapas de ACB.

En la temporada 98/99, tras ascender siendo Campeones de la Leb con un equipo donde Tony Smith había sido el referente, nos encontramos en la jornada 11ª con solo una victoria y diez derrotas, cinco de ellas muy ajustadas en el marcador, decidimos cambiar a dos jugadores. Tony Smith, uno de los mejores jugadores americanos a los que he entrenado, y Alec Blackwell. Dejaron sus puestos a Vladan Alanovic y David Wood.
Cambiábamos un base al que los árbitros, a pesar de su calidad, no respetaban en absoluto por un internacional croata de 31 años y una carrera espléndida. Al mismo tiempo traíamos un guerrero como David Wood que no solo había jugado en el FC Barcelona o en la NBA sino que además había sido internacional con EEUU para reemplazar a un americano interior con juego irregular y que nunca se aclimató a ésta competición. David tenía 34 años y físicamente estaba bastante bien. No se podía decir de ellos que eran dos desconocidos precisamente, el club había maniobrado rápido y cuando solo se cumplían dos meses de competición llegaron los refuerzos.

A nivel personal no tengo ninguna queja de ambos, creo que trataron de hacer bien su trabajo. Yo como entrenador tras perder, ya con ellos en la cancha, en casa frente al Cantabria con un triple desde el medio campo de Pedro Mateu y caer en Badalona frente al Joventut, entendí que había fracasado en mi trabajo y deje el espacio libre para otro entrenador que lo pudiera hacer mejor que yo. Llegó Manolo Flores y con estos dos jugadores más el venezolano Alex Nelcha se ganó tres encuentros más en 20 jornadas que quedaban, con estos jugadores solo dos porque luego también fueron cortados y reemplazados por otros.
¿Eran malos jugadores? ¿Estaban acabados?

Pues no. Después de su
“fracaso” en Murcia, Alanovic jugó varias temporadas a buen nivel entre Turquía, Rusia y Polonia, mientras que Wood destacó varias temporadsa todavía en el Limoges, Gran Canaria y Fuenlabrada.

Los jugadores, o al menos así lo creo, cuando llegan a una situación como ésta tratan de aportar su experiencia y su juego. Luego los resultados condicionan el resto. Si no hay variaciones con su llegada, derrota en casa en el último segundo y con un triple de medio campo, tras ambos jugar un buen partido, ellos se suman de forma inconsciente a la dinámica derrotista en la que se encuentra el equipo. Yo no puedo hablar de cómo fue su comportamiento dentro del equipo cuando yo decidí marcharme, pero os puedo asegurar que en ambos casos y conmigo como entrenador su actitud fue siempre profesional y correcta. Estos son dos casos claros en una temporada en los que incluso cambiando pronto y con tiempo, no surten ningún efecto positivo.

Otro caso bastante significativo sucede en la temporada 2003/2004. Tras volver a conocer el ascenso como Campeón de Leb en la temporada anterior, tratamos de hacer un equipo competitivo sobre la base de la experiencia de jugadores como Brent Scott, José Luis Galilea o Nenad Markovic. Como algunos años atrás, la situación no funcionaba todo lo bien que deseábamos. Sumábamos 4 victorias en 14 jornadas y tras haber probado con Brian Bracey, un excelente chico que era un portento de facultades con muy poco conocimiento del juego colectivo, decidimos cambiar a Markovic que había venido como jugador franquicia por Juan Manuel Moltedo.
Moltedo
era un uruguayo que no había cumplido los 30 años y que además de ser titular indiscutible con su selección tenía una carrera llena de buenos números en Italia jugando en Pesaro con la Scavolini o en Imola o Roseto. Parecía un fichaje perfecto, dos metros, hablaba castellano y tenía ganas de hacer carrera en España. Llegó a Murcia y ganamos al Lleida con su aportación, luego sumamos otra victoria de prestigio, ya habíamos ganado al Barça y en Alicante, al ganarle al Estudiantes de Pepu Hernández, Felipe Reyes y Carlos Jiménez al inicio de la segunda vuelta en Murcia. Teníamos seis victorias y toda una vuelta para dejar por debajo a más de dos que ya teníamos por entonces. Lo que pasó en las siguientes jornadas todavía sigue siendo un expediente X para mí. No sumamos ninguna victoria más en las siguientes cinco jornadas. Moltedo cada vez era más irregular y con él todo el equipo, responsabilizarlo a él de nuestros males ni sería justo ni honrado por mi parte. Lo cierto es que tras cinco derrotas consecutivas y con el descenso apretando decidí, una vez más, dejar mi puesto por voluntad propia y esperar un revulsivo que nunca llegó. Miguel A. Martín ocupó mi puesto y a Damon Johnson, que había venido ante la falta de puntos de Moltedo, se sumó el veterano Marty Conlon, un ex Nba fuera de peso y de sitio, para solo sumar una victoria en doce jornadas y consumar el descenso.
La culpa era de Moltedo, ya he dicho que no. Pero el rendimiento de Moltedo, por las razones que fueran, nunca fue el esperado en un jugador con su edad, experiencia y conocimiento del juego. El máximo responsable siempre es el que ficha o el que acepta los fichajes que le hagan, en este caso era yo y por eso decidí renunciar a un buen contrato y marcharme a mi casa. Eso no suele ser lo habitual, lo de renunciar a un contrato, lo hagas bien o lo hagas mal, sin ir más lejos tenemos el caso de nuestro CB Murcia que ahora mismo todavía paga los contratos de Manolo Hussein y Moncho Fernández, independientemente del resultado de sus trabajos que ya los conocemos todos.
Por eso se me hace difícil comprender muchas veces, aunque en el fondo los entiendo, como
los aficionados y los responsables de los clubes que sufren y viven con el equipo cada una de estas situaciones, no sepan discernir entre lo que puede ser un buen fichaje, solo los resultados posteriores lo avalan, y lo que es un fichaje frustrado o nada fructífero, que al final es lo que realmente interesa. Solo vale si ha jugado bien y si el equipo ha ganado, el resto no importa.

Los casos contrarios también existen y podría ser motivo de otra entrada. Casos como los de Tony Simms, Mike Phillips, Darren Morningstar, Duane Washington, Tony Smith o el mismo Matt Nover. Jugadores que vinieron durante la temporada hicieron su papel y ayudaron a ganar al equipo y a conseguir objetivos.
O los casos de fichar bien desde el principio a jugadores que completaron una excelente temporada y dejaron recuerdos maravillosos para todos, como cuando fichamos a
JJ Davalillo para ascender, o fichamos a Clarence Kea junto a McPherson, o lo más recordado, supongo, el año de la tripleta con Anderson, Rogers y Martin. Os prometo que también alguna vez os la contaré.


Como de lo que hablo es de mi carrera y de mis cosas he escogido una canción preciosa. Frank Sinatra y su My Way es uno de los ejemplos de canciones que siempre estarán en el recuerdo. Entre otras muchas cosas maravillosas dice en esta canción, Mi amigo, lo diré sin rodeos,Hablaré de mi caso, del cual estoy seguro. He vivido una vida plena, Viajé por todos y cada uno de los caminos. Y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera...

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