sábado, octubre 27, 2012

VELOCIDAD Y TRAGADERAS...

El tiempo pasa que se las pela, si antes eran los segundos y los minutos y después fueron las horas y los días, ahora son las semanas y los meses de forma implacable sin conceder tregua ni descanso, sin apenas dejarnos saborear las cosas que van sucediendo y que se van quedando obsoletas y antiguas en un abrir y cerrar de ojos. 
Parece una reflexión fácil teniendo en cuenta mi edad, pronto cumpliré los 56, pero es una realidad palpable mucho más que una estúpida reflexión de un instante. 
Aunque algunas imágenes se puedan ir difuminando con el paso del tiempo es evidente que hay aspectos que siempre quedan, los buenos porque si y los malos porque tratamos de aprender de ellos, aunque no siempre lo conseguimos y solemos recaer en los mismos errores más por nuestra propia forma de ser que por una decisión tomada de forma errónea o incorrecta según ante que que. 
Es así, es irremediable, es como el famoso efecto mariposa dentro de la teoría del caos sobre el que se han escrito varias versiones que van desde "el aleteo de las alas de una mariposa se pueden sentir al otro lado del mundo" según un ancestral proverbio chino al más reciente de "el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo" con clara referencia al éxito en taquilla de Lo Imposible. Y ya me he vuelto a ir del tema.
Como decía todo va a una velocidad increíble, incluido yo al que han llegado a multar en el mismo sitio por exceso de velocidad siete veces en una semana. Aunque tengo que decir en mi defensa que aquel radar me las tenía juradas y además era muy amigo de mis enemigos íntimos de una innombrable empresa murciana que por el efecto de la caída del ladrillo perdió gran parte del glamour que atesoró en muy poco tiempo de existencia. Otra vez se me ha ido el santo al cielo. 
La realidad es que vivimos tan deprisa, por lo menos cuando llegamos a cierta edad, que no sabemos apreciar todo lo que va sucediendo en el camino y eso nos va haciendo vivir una existencia que se parece poco a lo que creemos buscar con tanto ahínco, dejando de lado las pequeñas cosas que van ocurriendo en el día a día y que realmente son las que van dando una forma precisa a lo que nos toca vivir.
Dentro de esa velocidad punta en la que vivimos, esa que es irremediable y que solo intentando pisar el freno con cierta delicadez para no patinar se consigue disfrutar, nuestras historias van tomando la forma que nosotros decidimos, a veces con bastantes y sonoras sorpresas, pero es lo que hay y o lo tomas o terminas perdiendo. Creo que no voy a filosofar mucho más porque ni es mi fuerte ni escribo con las garantías de que se me entienda y al fin y al cabo para mi no hace falta que lo refrende en esta libreta, yo lo se y con eso me tendría que sobrar.
En el aspecto personal y a lo mejor con algo de retraso me voy dando cuenta que hay aspectos contra los que no vale la pena luchar, básicamente es una pérdida de tiempo y de esfuerzo. Yo no puedo pretender que los que hoy están donde yo he estado antes, tengan las mismas ilusiones o los mismos conocimientos que yo tenía hace diez, quince o veinte años, eso es imposible y además debo aprender a vivir con esa situación que aunque parezca una carga para mi no deja de ser un problema para ellos y esto lo digo sin ninguna acritud. Ahora si no me gusta miro para otro lado y ya está, el que quiera aprender que vaya a Salamanca, eso se decía hace unos siglos, o con sus padrinos de turno que al fin y al cabo están donde están no por sus carreras en esta historia sino por sus filias y amistades. 
En este aspecto yo antes, cuando era mucho más joven, me preocupaba en exceso por el que dirán y ahora es un aspecto que me la trae al pairo y soy más feliz sin ninguna duda. La época en que algunos se atrevían a decir que yo era entrenador profesional de baloncesto porque mi suegro era el propietario del equipo fue una etapa muy curiosa porque en esta mi ciudad tuve que abrirles los ojos a muchos para recordarles que yo tenía una existencia y una vida deportiva en Tenerife antes de venir a Murcia con 29 años y un saco de ilusiones. Con mi trabajo en la pista desde el primer día aproveché para que supieran que con solo 24 años años había debutado en la máxima categoría del baloncesto español como primer entrenador de un club del que ni siquiera era socio, les tuve enseñar que con solo 21 años el equipo que por entonces entrenaba se proclamó Subcampeón de España juvenil en La Coruña y que solo con 20 recién cumplidos ya era entrenador nacional de baloncesto. 
Después tres ascensos a la máxima categoría de nuestro baloncesto, vivir tiempos magníficos y otros no tanto como suele pasar en este mundo profesional, más la realidad de ver pasar un montón de chicos de la región por mis manos en el día a día para debutar en la liga ACB o en otras categorías del baloncesto español, ahora miro hacia delante sin resquemor y entendiendo que acertados o equivocados ese no es mi problema hoy, es el problema de otros y efectivamente son muy libres de afrontarlos como yo los afronté en su día aunque tengo clarísimo quien o quienes están capacitados para hacer ese trabajo y de ahí no me muevo un milímetro, que acepte que hoy cada uno hace lo que le da la gana como lo hice yo en su día, está claro, pero que además me lo tenga que tragar pues va a ser que no. Que se hagan cosas no significan que estén bien hechas, exactamente como las que yo pude hacer en su día con un bagaje mucho mayor de experiencia en el salvaje mundo del deporte profesional, por eso me revelo contra los que me quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Lo que está mal hecho está mal hecho y además no tiene solución, otra cosa es que yo quiera entrar al trapo y contarlas, cuando yo hacía o deshacía me tenía que levantar con los zarpazos de unos indocumentados que todavía pululan en esta órbita que trataban de despedazarme sin ninguna consideración. Yo, que tengo argumentos de sobra para defender mis puntos de vista, no voy a mostrarme igual que ellos, yo vivo y dejo vivir o eso al menos es lo que intento hacer.
Quien me conoce sabe que tengo pocas tragaderas, o lo que es lo mismo que no me contento fácilmente con explicaciones más o menos banales de aspectos relacionadas con el baloncesto que me gusta, solo ese paso del tiempo que ya he dicho que va como un tiro es el que de forma irremediable termina haciendo una valoración ecuánime de lo que hace o deja de hacer cada uno y cuando hablo en primera persona, está claro que el tiempo me trata estupendamente. 
El problema muchas veces es que cuando llega ese momento de hacer o de poder hacer se pasa de forma inmediata y casi sin sentirlo en que ese instante ya pasó y no tiene remedio el que no hayas hecho lo que tenías que hacer, eso es lo que trato de remediar en cada momento y hacer lo que puedo y debo en cada oportunidad que se presenta. Y con este último apunte termino esta entrada bastante diferente a las anteriores, esta es mucho más personal y creo que está muy claro, por lo menos para ellos, a quienes va dirigida, ellos podrán seguir haciendo lo que hacen pero eso no significa de ninguna manera que esté bien hecho.

Un poco de buena música para cerrar esta entrada con Elle King y su Playing for Keeps, un tema precioso que suena muy bien en la voz de esta estadounidense nacida en Los Angeles y que empieza a sonar en todos sitios.

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