sábado, noviembre 27, 2010

VIAJE, AMIGOS, RECUERDOS, BALONCESTO...

Seguramente cuando viajas no te vas dando cuenta de la cantidad de cosas que pasan a tu alrededor. Viajar a Tenerife desde Murcia o viceversa, antes era mucho más sencillo. Eso si, si salías de Murcia por carretera hacia el aeropuerto de Alicante, tenías que recorrer todos los pueblos que nos separa del aeródromo alicantino, pasabas por Santomera con aquel control de la Benemérita que casi siempre te pillaba con un pequeño exceso de velocidad, luego pasabas Orihuela, Crevillente y sus ventas de alfombras, te acercabas más atravesando Elche y te topabas con El Altet. Tomabas un vuelo directo desde Alicante a Tenerife y en menos de dos horas y media te presentabas en alguno de sus dos aeropuertos. Hoy cuando han pasado algunos años, casi un cuarto de siglo, llegar al aeropuerto es más fácil, en unos cuarenta minutos haces un trayecto que antes duraba como mínimo una hora y media, pero en ese momento todo lo adelantado da un paso hacia atrás en el tiempo y ya no puedes volar directo al Chicharro, ahora tienes que coger un enlace a Madrid y luego, tras la espera pertinente, otro vuelo que te lleve a Tenerife. Por suerte la mayoría de estos vuelos, independientemente de la compañía, vuelan a Los Rodeos, con lo que llegar a Santa Cruz se hace mucho más cómodo. La diferencia es considerable pues un vuelo de dos horas y media se convierten en un viaje por etapas que te pueden ocupar una mañana o una tarde casi completamente. Lo que habías ganado por carretera lo pierdes, con creces, en la suma de vuelos y espera. Supongo que son los peajes de la insularidad y sus efectos.

Viajar a Tenerife para ver a mi padre, a mis hermanos y a mis amigos de siempre, es un viaje que me gustaría seguir haciendo siempre, eso será una buena señal de que no falta nadie y que todos nos podemos seguir viendo. Se, que es bastante utópico pensar así pero no deja de ser un sueño recurrente que tengo desde hace algunos años cuando me tocó ir a decirle adiós a mi madre. Mi padre pronto tendrá 92 años y su cabeza funciona como un reloj suizo, pedir que sus piernas estén en las mismas condiciones es pedir demasiado. Los pocos días que comparto en Tenerife con él y con mis hermanos es un canto al recuerdo y a la añoranza, es volver a sentir a mi madre muy cerca de mí y rememorar con ellos todos los ratos que pasamos juntos en nuestra niñez. Las excursiones a merendar aquella tortilla espectacular de la fiambrera, las mejores croquetas del mundo, la niñez, Bajamar, la playa, el Camino de las Peras, Las Mercedes, Las Lagunetas, Las Raices, el Teide, los carnavales y el grupo de mi madre y de mi tía Bel, no sé, muchas sensaciones que me transportan a un mundo idílico de una niñez y una entrada a la juventud que, supongo como a casi todo el mundo, se quedan grabadas para siempre.

Este viaje estaba programado hace tiempo, hace unos cuantos meses, pues ahora no es tan sencillo viajar cuando uno quiere y a un precio más o menos asequible. He dejado mi casa y a los míos con pena, siempre me hubiese gustado que ellos hicieran este viaje conmigo con más frecuencia, pero las cosas son como son y no hay que darle más vueltas. Tengo una agenda apretada por delante, el lunes por la tarde estaré en Murcia si no hay ningún contratiempo, mi padre, por delante de todo, mis hermanos y mis amigos, por ese orden. Comidas con mi padre y cenas con mis amigos, me llevo la ranitidina que seguro me ayudará a aguantar el tirón gastronómico, sobremesas de charlar y recordar delante del televisor y por apurar hasta tengo un entrenamiento de baloncesto programado. Hay cosas que no se pueden evitar y los amigos son eso, amigos, que cuando te piden un rato y compartir baloncesto te hace sentirte bien y recordar los momentos que dieron lugar a que me vida encaminara, de la manera que lo ha hecho, su destino hacia Murcia.

El viernes por la tarde y aprovechando que el Teide está en Tenerife y yo pasaba por allí, uno de los mejores entrenadores de base del baloncesto tinerfeño, Cuco Jerez, me secuestró para que entrenara a su equipo, el cadete del 96 del Unelco. Este no es un equipo cualquiera pues la pasada temporada no solo fue campeón canario sino que además se clasificó para jugar la fase final del Campeonato de España de clubes. Cuco, al que entrené hace muchos años y con el que disfruté de muchas y buenas tardes de baloncesto, es un entrenador que consigue hacer que las cosas complicadas parezcan fáciles, tiene un grupo de jugadores muy interesante y entrenan con una intensidad y concentración impropia de su edad. Entrenamiento en el Pabellón Central de Santa Cruz, donde entrenaba cuando partí hace 24 años para entrenar al Juver Murcia y donde, además, ganamos el segundo ascenso de la historia del CB Murcia pasando por encima de aquel Tenerife que entrenaba Iñaki Iriarte. Muchos recuerdos, casi todos buenos, en una instalación donde pasé muchas horas en mi juventud.
Luego por la noche y tras pasar un buen rato con mi padre, cena de hermandad de muchos que de alguna manera tuvimos algo que ver con el Cura Montenegro y su baloncesto. Mucha gente de los escolapios, donde crecimos y él creo una forma de entender la vida y su relación con el baloncesto, y algunos del club Náutico donde nos terminamos de formar otros cuantos. Gente mayor que yo, los más veteranos, algunos de mi quinta y muchos algo más jóvenes, amigos de antes y de siempre a los que aunque no los vea en muchos años, cuando te los vuelves a encontrar, los recuerdos y los sentimientos se agolpan en tu cabeza en un instante.

Hoy sábado y casi de la misma manera, otra comida con casi 40 compañeros del colegio a los que, en muchos casos, hacía más de 25 años que no veía. Algunos como José Antonio Acosta, compañero desde párvulos en el cole hasta que llegamos a la universidad, me sorprendió con su seguimiento del blog desde hace algún tiempo. Muchos buenos amigos, Tomi Ramos, Santi Bercedo, Jorge El Grillo, El Pichón, El Lute, Luis Garcia-Ramos, Carlitos Muela, El Cholas, Jorge Mesa, José Agustín, Juan Rafael, Dany Pacheco, Luis Piqueras, Pedro Evelio...y un montón más que nos acordamos mucho de los que ya no están con nosotros y rememoramos batallas e historias de aquel colegio que significó muchas cosas en nuestra vida.

El domingo por la tarde en “mi” Flota hay una nueva sesión de entrenamientos de las selecciones infantil y cadete masculina. Entre ambos entrenamientos habrá una reunión con los padres y madres de los chicos que viajarán a Euskadi a jugar ese torneo del puente de diciembre, allí estará, supongo, el presidente de la federación. Jose Ángel Mayor y Sergio Manrique de Lara, que tomará mi sitio por unas horas. Sergio, junto a Javi Sáez, llevará el entrenamiento del domingo. Esta semana no ha sido demasiada buena para nuestro grupo, y mucho menos para él evidentemente, pues hemos perdido a Andrés Carrillo para el torneo tras lesionarse jugando un amistoso con su equipo. Espero y deseo que se ponga muy pronto bien, pues como el resto es un chaval extraordinario, y nos pueda acompañar para jugar en Córdoba, creo que llegará a tiempo, aunque nosotros trataremos de hacerlo lo mejor posible en ese torneo previo. Tengo claro con este grupo, tras la grave lesión de Edu Sánchez la misma semana en que fue convocado hace unos meses y el proceso de selección del mismo, que lo que no nos mata nos hará más fuertes y esa es la razón para ser más duros y más fuertes a la hora de competir, aun sabiendo de las dificultades con las que nos encontraremos.
A todos, a los de aquí y a los de allí, a los amigos y a los que no lo son tanto, a todos ellos les dedico este tema. Una canción de las que marca una época para muchos, preciosa. U2 con Bruce Springsteen, dándole un toque de distinción mayor, y su I still haven´t found what I´m looking for.

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