INCERTIDUMBRE

La distancia muchas veces es mala compañera para según que situaciones se presenten. Yo hace muchos años decidí donde quería estar y donde quería vivir, solo había un problema en esa decisión y era la distancia que existía entre mi isla, mis padres, mis hermanos, mis amigos y yo mismo. No era una determinación fácil dejar atrás a los que quieres y con los que ha compartido tantas cosas por intentar hacer realidad tus sueños y formar tu propia familia. Con el tiempo, ya son muchos años los que llevo viviendo en Murcia, he perdido por el camino a mi madre, aunque siento que siempre la tengo muy cerca, y ahora, cuando los Carnavales de Santa Cruz están en plena efervescencia, yo espero noticias que me ayuden a tomar las decisiones correctas y estar cerca de las personas que quiero. Esta incertidumbre de no saber exactamente lo que está pasando se me hace especialmente duro por tener que cumplir con otras tantas cosas que se presentan durante la vida, aunque uno tenga muy claro cuales son las prioridades en cada momento.

El círculo de la vida tienes estas cosas, todavía no hay remedio para algunas cosas que suelen ser definitivas en ese trayecto que nos marcamos y que solo el tiempo va digiriendo. Alguno estará pensando, cuando lea esta entrada, de que esto no tiene que ver mucho con el baloncesto o con mi baloncesto, se equivoca. Se equivoca pues gracias a ese pasado reciente, cincuenta años son muy pocos en la vida de cualquiera, a mi me permitieron vivir el baloncesto con la intensidad con la que lo viví cuando tenía poco más de veinte años y dependía de mis padres, a ellos les debo lo que soy y me acuerdo muy poco de ellos para lo que han significado en mi vida. En las próximas horas espero salir de esta incertidumbre que me da la distancia y tener las ideas mucho más claras.
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Incertidumbre más cestista y sin ponerme tan trascendental es la que ahora se le presenta a Luis Guil y a sus hombres en ver en que cifra son capaces de dejar ese récord del que se ha escrito tanto esta semana. Esta mañana me ha sorprendido una de mis compañeras de trabajo en la recepción de La Flota cuando me ha dicho muy contenta, "sales en La Verdad", ¿yo le contesté, no será por algo malo? y me dio el periódico. Está bien que algunos se acuerden de las cosas buenas que han pasado, todo na habrá sido malo. Pues a lo que iba, creo que a esa cifra de 15 se pueden ir sumando victorias por semanas hasta que finalice la competición, aunque lo imprescindible es no fallar esta semana en casa con el Girona y ganar en Santiago al Obradoiro el 18 de marzo, esa creo que es la definitiva y nunca un partido tuvo tanta trascendencia, pues perder supone quedar por detrás y ganar supone sacarles dos victorias a falta de tan solo 5 jornadas para que acabe la liga regular. Incertidumbre en positivo sin duda alguna viendo el comportamiento del equipo en los tres últimos meses.

Hoy, incluso, he participado en una pequeña tertulia de baloncesto en la SER con Javier Orive y otros invitados como Alejandro Gómez y Quini García hablando de esa realidad tan buena que es esa situación por la que vive hoy el club en la Leb y su protagonismo en esa liga, aproveché para meter baza sobre lo "futboleros" que son nuestro medios de comunicación en general, creo que Orive, al que aprecio por su trabajo y su interés por el baloncesto, entendió perfectamente lo que quería decir y lo que significa para Murcia tener un equipo en ACB, incluidos los medios de comunicación.

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Cuando quedan once jornadas para que finalice la liga regular en ACB, en la Leb solo quedan 7, cada jornada se convierte en una auténtica jungla donde se compite en dos regiones muy claras, los que pelean por entrar en el grupo privilegiado de las eliminatorias por el título y los

que quieren huir a toda costa de los dos puestos de descenso. El domingo se pudo ver en la 7RM la sorprendente victoria del Fuenla frente a una Barça feo e insulso que se empeñó en jugar a un baloncesto desconocido del que se aprovechó un mejicano que viene de jugar en la Leb con el Tenerife, cedido por el propio Fuenlabrada, y al que la salida de Batista a Vitoria lo ha hecho crecer todavía un peldaño más, impresionante el partido de Gustavo Ayón frente a todas las torres del FC Barcelona.

Granada, Menorca y Alicante son los que más cerca están del precipicio del descenso, aunque los granadinos parecen, digo parecen, los más cercanos al abismo con tan solo 4 victorias en 23 jornadas y un equipo que se ha ido descomponiendo con el paso de las jornadas por razones de índole económico más que deportivo, recordemos las salidas de Joe Ingles y Robert Kurz. Ahora con un entrenador granadino intentarán lo más difícil todavía, salir de la cola, y pasar el testigo a menorquines y alicantinos que tampoco están para muchas fiestas con 5 y 7 victorias respectivamente. Mañana, hay jornada de ACB, se juega el Granada frente al Menorca y saldremos de dudas si se puede contar con los de Curro Segura en la dura e incierta lucha por salvar la categoría.
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Para terminar esta entrada os dejo una fotografía del equipo que entrenaba en la temporada 84-85 en Primera B, lo que hoy es la LEB y que entonces se jugaba sin americanos hasta esa misma temporada. Es un canto al trabajo de cantera bien hecho, terminamos en media tabla de aquella liga y el equipo lo formaban integramente jugadores de la isla y salvo dos veteranos de lujo que teníamos con experiencia en máxima categoría, Pedro Febles y Eduardo Aciego, el resto eran jugadores propios formados en el RC Náutico con el trabajo de los entrenadores que estábamos allí en esa época. Es un canto a la cantera, a otra forma de entender el baloncesto y sobretodo a lo que poníamos en la cancha en cada partido. En la fila de arriba está nuestro delegado y casi nuestra mascota en aquellos años, Jose, luego están Bite Senante, 2º entrenador, Pedro Febles, Pedro Ramos, Wen Perdomo, Matias Marrero, Eduardo Aciego y el entrenador del bigote soy yo, debajo están José Carlos Cabrera, Carlos Elejabeitia, Pablo García de Sola, Eduardo García Ramos y Pedro "Asterix" Arbelo, nuestro preparador físico. Los siete jóvenes de la foto jugaron conmigo, alguna temporada, en categorías inferiores antes de llegar a jugar en ese equipo. Tenía 27 años y me sentía el entrenador más afortunado de la tierra, gracias Wen por la foto.